Ese sufriente hombre

El juicio es Soberano, no podré ver a ese pobre hombre debatir con lo sobrenatural, sin embargo ha sido sacudido por la adversidad y sigue firme como árbol plantado con fuertes raíces. Ha perdido todo y parece haber encontrado todo, me cuesta entender a ese hombre,aun en su inmensa oscuridad está vislumbrando luz. Allí lo veo, está solo, puedo sentir su dolor, o imaginarlo, se ha ido como arena en las manos su fortuna, ya no siente el sonido de voces familiares, está abatido, era el piadoso y justo que miraba al cielo por clamor, ¿que ha pasado con este pobre hombre? ¿su creador lo ha dejado a la deriva? Aun en la ruina algo parece que florece, me acerco, quiero saber que proviene de sus labios partidos por el dolor, me sorprende, son alabanzas al Dios que da y quita. Ha perdido su salud física pero me da la impresión que su alma a renacido. Sus amigos lo han confundido más, en la compañía de ellos ha hallado más dudas, parece que no conforme a esto, ha llevado su causa a su Creador, en medio de su tempestad no ha querido otro refugio que las palabras de quien proveerá su salida. Su fe vacilando, su prueba es grande, esta confundido, ya no mas hacienda, jamás volverá a ver a sus hijos, su esposa le ha sugerido que en la muerte encontraría solución a sus pesares, puedo entenderlo, no puedo juzgarlo, yo tampoco podría sobrellevar semejante penuria. Pensé en dejar de ver a este sufriente hombre, pero he descubierto algo que me ha sacudido, el dejo de oir a sus amigos, está llevando su argumento a la misma presencia de Él que todo lo juzga, puedo oírlo preguntar ¿Por qué escondes tu rostro y me consideras tu enemigo?, sus preguntas continúan, ¿Por qué no se reserva los tiempos el Todopoderoso, y por qué no ven sus días los que le conocen?. Allí está él argumentando y recibiendo respuestas de su Creador, tan presente está en su prueba, el dolor no es el dolor del látigo del verdugo, sino el dolor del bisturí del cirujano. Mientras esté pobre hombre mira su triste condición, Dios le está mostrando su grandeza. Qué podría yo responder ante tal pregunta, ¿Dónde estabas tú cuando yo echaba los cimientos de la tierra?. El se ha encontrado frente a la inmensidad, nunca pudo en su finita mente poder entender la grandeza del Creador. En otra secuencia pude observar que se está levantado de su dolor, parece que hay un amanecer en sus ojos, me cuesta creer lo que contemplo, ese hombre arrastrado por la pena se está elevando sobre sus ruinas, se ha encontrado con el Soberano, ahora puede verlo como nunca lo vio, está adorando al Majestuoso Señor, lo ha dejado sin argumentos. He dejado atrás a ese hombre, en mi camino estoy pensando, necesito la convicción de la Soberanía divina, la certeza de que todo lo que Dios hace es bueno, es perfecto, aunque haga naufragar mis planes, reflexiono en mis aflicciones, y no me queda más que besar la mano del que me aflige porque sin dudas mis ojos le verán de verdad.

Comentarios

Entradas populares